• El American Staffordshire Terrier tiene angulaciones medias que se relacionan con un cuello y una espalda de proporciones también medianas, como corresponde a una interrelación equilibrada.
• Conviene apreciar que la separación entre sus omóplatos debe ser grande, entre cinco y diez centímetros, y que se debe notar al tacto a pesar del relleno muscular que cubre el hueco. Esta peculiaridad es propia de los perros galopadores , saltadores, luchadores y arrastradores; permite empujar y también atraer hacia uno mismo al tiempo que se hace presa, bajando la cabeza todo lo que sea necesario y abriendo las patas delanteras: un American bien construido no abrirá los codos nunca al bajar la cabeza hacia el suelo, esta peculiaridad es propia también de las otras razas con funcionalidad similar, aunque éstas, el Bull Terrier y el Staffordshire Terrier sobre todo, han buscado soluciones algo diferentes. El Bull terrier con un avance totalmente “cuadrado”, paralelo y una estabilidad en parado que se palpa y que hace que no tenga “cintura”, el Stafford inglés tiene incluso contemplado en su estándar que en parado pueda tener las manos ligeramente vueltas hacia afuera, eso facilita, como ya dijimos antes, el que se pueda ir hacia el suelo haciendo presa al mismo tiempo. El Am Staff (mejor dicho: sus antecesores los perros de Pit) eran más polivalentes, de guarda, de granja, ayudando a sujetar a los cerdos y vacas..., esta peculiaridad, la potencia de su agarre, junto con la impresionante y repentina arrancada que nos “remolca” en cuanto nos descuidamos y la manera que tiene de quedarse pegado al suelo abierto de patas y adherido sin que podamos moverlo, es única. Conviene recordar que el récord del mundo de arrastre de potencia en distancia corta lo tiene un American.
• Sumada a esa separación de hombros y en armonía con ellas se produce un tamaño grande del esternón en su medida distal.
• En consecuencia: no podría de dejarse de producir un pecho amplio y con costillas bien curvadas que hacen que las patas delanteras estén ampliamente separadas, con un resultado muy positivo sobre la estabilidad estática. Esta separación de los miembros delanteros produce como una consecuencia lógica un movimiento en el que se contempla una tendencia al paralelismo.
• Esa tendencia también se da, aunque menos acusada, en los miembros posteriores como consecuencia de una pelvis de buen tamaño que produce un buen túnel entre las patas posteriores.
• Con omóplatos bien inclinados, de lo que resulta un húmero más largo y con ventajas tanto en postura estática como en la actividad física. En reposo, de pie, la inclinación del omóplato aporta amplitud al pecho y más profundidad y tamaño a la caja torácica. Aumenta también la base de sustentación dinámica lo que le permite una mayor seguridad de apoyo en cualquier tipo de movimiento.
• El eje de la paletilla se inserta a la altura de la T3 (la vértebra torácica tres) como en todos los perros con gran capacidad de arrastre. Esta inserción permite que, a pesar de que su angulación media ideal sea de 32º, el mango del esternón, visto de lado, de una impresión visual de proyección hacia adelante, provocándose un perfil, en postura estática, de más angulación aparente de la que tiene en realidad.
En la fase activa se producen dos ventajas:
1. Un brazo de palanca más largo, lo que se traduce en mayor fuerza con menos esfuerzo
2. La brazada es más amplia, con lo que el terreno que se cubre es mayor tanto al trote, con más amplios movimientos, como en el galope y el salto.
• Cuando los omóplatos no están bien separados el perro tiende a llevar los pies excesivamente hacia fuera, más allá del paralelo. Si la separación es mayor a la proporción que correspondería a la anchura del pecho y del esternón, los pies, al andar, tenderán a acercarse al eje, observado de frente. Si no tienen suficiente inclinación el húmero se acorta, se produce una mala angulación delantera y el perro manoteará; al andar, el pie tiene que dar la impresión de que pica directamente a encontrar “piso”.
• El American es un perro un poco más largo que alto (aproximadamente un 10 %), es un perro que tiende a ser ligeramente rectangular, aunque casi cuadrado, hay que buscar una cortedad relativa.
La frase “omóplatos anchos” (wide) que aparece en el estándar parece estar redactada por unas personas que no tenían excesivos conocimientos de anatomía canina. Los perros no tienen clavículas o sólo tienen vestigios de ellas. En el hombre, la longitud de las clavículas por delante y los omóplatos, grandes y en el mismo plano, en la espalda, hacen que los hombros sean más o menos anchos. En cambio los omóplatos en el perro están en posición vertical, opuestos y perpendiculares el uno con el otro, por lo tanto, por mucha superficie que tengan, ésta no influye en su anchura. Para comprendernos mejor: si colocamos las manos paralelas y planas sobre una mesa, tendremos una visión aproximada de como están colocadas las escápulas en la espalda humana; si las colocamos palma con palma y las vamos separando veremos algo similar a como están colocadas en el perro. Debería sustituirse por alguna palabra que tuviera un significado similar a “separados” que es en realidad como tienen que estar en consonancia con la anchura del pecho y del tamaño del esternón. La separación de los omóplatos es esencial en perros que tengan que andar con la cabeza baja para rastrear, jalar o echarse al suelo con las patas abiertas y tirando hacia abajo .
En cuanto a la relación entre escápula y húmero el estándar no dice nada de ella, por lo que tenemos que recurrir a observar al perro en su conjunto y compararlo con otros que obtengan los mismos resultados de su estructura y sacar de ahí las conclusiones que podamos, teniendo siempre en cuenta que el primer dato que se debe tomar de un perro es su equilibrio global. Casi todas las investigaciones realizadas sobre la biomecánica del perro se basan en estudios sobre los galgos y los perros de trineo, esto último nos viene muy bien, pues el AST, si consideramos sus ejes longitudinales y su altura, se podría tomar por un pequeño perro de trineo. Pero cuando comparamos esos ejes con los transversos tendremos que cambiar nuestra opinión y considerarlo a nivel morfológico como un perro de tiro de potencia. Este es un problema agravado por la falta de precisión del estándar en cuanto a la relación peso-altura, y que ha producido unos perros actuales más pesados que los padres de la raza. Con seguridad, y si contempláramos a los perros de 1936, los ejes transversos serían menos exagerados y nuestra visión del perro, de cinco kilos menos de promedio que los actuales, sería distinta: menos espectacular pero mucho más funcional. Para escribir lo que sigue me baso en los experimentos del citado Gilchrist, de Furher y de Rooks.
Las medidas longitudinales de un perro, como ya hemos dicho antes, van siempre relacionadas entre sí y con las angulaciones. El estándar da algunos datos y de ahí debemos deducir los demás. Me explico: el cuello del AST es de longitud media, la espalda también, aunque tirando a corta, de ello se puede deducir que las angulaciones son de tamaño medio. Sobre la longitud de la espalda hay que hacer unas especificaciones. El estándar dice: “Bastante corta”, de donde se puede deducir que ni larga ni corta, de tamaño medio tirando a corto. Esta es la espalda ideal para rendir al máximo con pocas posibilidades de lesiones. Nunca tan corta como la de un bóxer o un Dobermann, ni siquiera, aunque por su constitución musculosa le correspondería más la definición, la de un perro “cobby”. Si la espalda fuera demasiado corta y las angulaciones de tamaño medio o amplias, el perro se vería limitado en sus cambios bruscos de dirección y tendería a un trote diagonal. Si por el contrario la espalda fuera demasiado larga tendría que tener en compensación unas angulaciones proporcionadas y una espalda curvada. La abertura del ángulo sacro-femoral condiciona la eficacia del impulso, si éste es agudo permite una impulsión y sobre todo una fuerza considerables, una angulación demasiado abierta resulta ineficaz, porque el ángulo ya no puede abrirse más de lo que está, lo que se traduce en una debilidad de las extremidades. Por otro lado la curvatura que se forma en la línea dorsal a consecuencia de unas angulaciones exageradas y en consecuencia una espalda proporcionalmente larga está produciendo en la actualidad perros con Cauda Equina y Espondilosis en razas con esa tendencia.
Otra cosa que hay que saber cuando se lee el estándar es que éste pertenece a los que llaman “espalda” a la línea dorsal completa y así lo tenemos que considerar a todos los efectos. Pero si se hubiera empleado un lenguaje correcto se hubiera tenido que decir: línea dorsal (top line), donde dice “espalda”, en realidad espalda es el espacio comprendido dentro de la línea dorsal por las vértebras torácicas.
Pasando a las proporciones en el perro ideal, y siempre según Gilchrist, la escápula, la pelvis, el húmero y el fémur deben ser aproximadamente de la misma longitud.
• El largo del perro debe ser aproximadamente un 10 % mayor que su altura a la cruz;
• El ángulo escapular debe oscilar alrededor de 32º, y el ángulo pélvico debe ser lo más cercano posible a 30º.
Una gran amplitud de los movimientos articulares genera menos trabajo y, en consecuencia, menos fatiga muscular, también está demostrado que una mayor longitud de patas, siempre dentro del estándar, mejora el movimiento y que una excesiva rigidez articular provoca dolores articulares y afecciones musculares y tendinosas. Otro factor a considerar es que no es casualidad que se pidan pies pequeños, pues el menor tamaño de estos significa en recorridos largos menos riesgos de inflamaciones, rozamientos, snow-balls, etc.
"El Am Staff visto de lado tiene un trote que no difiere del de las demás razas no trotadoras. Suelto y relativamente amplio, con el máximo empuje de los cuartos traseros"
Por último cabe destacar que los mejores desarrollos musculares están relacionados con las angulaciones medias.
En American se puede relacionar:
• A perro demasiado corto y de angulaciones pobres corresponde generalmente una línea dorsal muy musculada, como compensación. Si el perro, sea o no corto, es poco angulado de atrás la grupa se verá alta. Para explicar lo primero estableceremos una comparación con otras especies. Los caballos corren con el solo empuje de sus patas, a consecuencia de que su columna vertebral es completamente rígida lo cual, por otra parte le permite ser montado; en el extremo opuesto está el guepardo, la máquina para correr más avanzada hecha por la naturaleza, el más rápido de los animales terrestres que corre casi exclusivamente impulsado por la gran flexibilidad y potencia de su línea dorsal y sus amplísimas angulaciones y largas patas que le permiten abarcar muchísimo terreno a cada paso e impulsarse como si de una ballesta se tratara. Un Am Staff con angulaciones pobres y corto se verá obligado a emplear su línea vertebral en sustitución al esfuerzo que tendría que hacer ésta en conjunción con los cuartos delanteros y traseros.
• A la sobreangulación suele ir unida una línea dorsal débil excepto en casos extraordinarios que resultan excepcionales de movimiento.
• Las angulaciones anterior y posterior deben de estar equilibradas entre sí, con la longitud del cuello y con la de la línea total de la espalda. Si no es así el movimiento estará descompensado y el perro brincará cada dos o tres pasos con las patas de atrás, en caso de ser pobre el tren posterior, para poder seguir el ritmo de las patas delanteras. A la inversa, si está limitado de delante, manoteará (tenderá al hackney-ride)
• Un American demasiado corto, con cuello largo y angulaciones demasiado pronunciadas, tenderá a tener un trote diagonal Las proporciones del cuello, línea dorso-lumbar y angulaciones suelen coincidir en todos los perros en unas proporciones de relación muy definida, que permiten formular algunas reglas de validez general, aunque con las correspondientes excepciones.
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